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¿En qué consiste el tratamiento de Glaucoma?

El glaucoma, a menudo denominado «ceguera silenciosa,» es una enfermedad ocular caracterizada por un aumento en la presión intraocular que puede dañar el nervio óptico y afectar la visión.

Existen principalmente dos tipos de glaucoma:

  1. Glaucoma Primario de Ángulo Abierto: Este es el tipo más común y se desarrolla lentamente. El tratamiento para el glaucoma primario de ángulo abierto varía según el momento del diagnóstico y el nivel de presión intraocular. En etapas tempranas, cuando el daño al nervio óptico es mínimo y la presión ocular no es excesiva, el control de la enfermedad generalmente se logra mediante el uso de colirios (gotas). Además, el tratamiento con láser puede ser una opción eficaz en estos casos.
  2. Glaucoma Agudo: Este tipo de glaucoma se presenta de forma repentina y requiere atención médica urgente. La presión ocular puede aumentar rápidamente, lo que puede llevar a daños severos en el nervio óptico y pérdida de visión si no se trata de inmediato.

En casos más avanzados o graves, donde la presión ocular es extremadamente alta y no se puede controlar con medicamentos, la cirugía puede ser necesaria para reducir la presión intraocular y prevenir daños adicionales.

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Ventajas de la cirugía y tratamiento de Glaucoma

El tratamiento del glaucoma ofrece varias ventajas significativas que son cruciales para la preservación de la visión y la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

  • Eficiencia en el Control de la Presión Ocular: El tratamiento con láser es eficaz para reducir la presión intraocular en casos donde los medicamentos no son completamente efectivos.
  • Mejora en la Calidad de Vida: Al controlar eficazmente la presión ocular, la cirugía puede prevenir la progresión de la enfermedad y preservar la visión, mejorando así la calidad de vida del paciente.
  • Opciones Diversas: Existen varias técnicas quirúrgicas disponibles, como la trabeculectomía y el implante de válvulas de drenaje, que se pueden elegir según la condición específica del paciente y la severidad del glaucoma.

¿Quiénes pueden operarse de Glaucoma?

La cirugía para el glaucoma está indicada para pacientes que presentan un aumento significativo de la presión intraocular que no se puede controlar adecuadamente con tratamientos médicos convencionales, como gotas o medicamentos. Esto incluye a aquellos con glaucoma avanzado que no responde a terapias menos invasivas o en casos donde la presión ocular sigue siendo elevada a pesar del uso de tratamiento farmacológico.

Además, la intervención quirúrgica puede ser recomendada para personas con daño al nervio óptico causado por el glaucoma que no ha sido mitigado con otros métodos de tratamiento. Es esencial que cada caso sea evaluado individualmente por un oftalmólogo especializado, quien determinará la necesidad y la idoneidad de la cirugía en función del grado de progresión de la enfermedad y la respuesta a los tratamientos previos.

¿Cómo puedo saber si soy apto para la operación?

Para saber si eres apto para una cirugía de glaucoma, se debe evaluar el estado de la enfermedad. Si el glaucoma está en una etapa temprana con daño mínimo y la presión ocular se controla bien con medicamentos, la cirugía puede no ser necesaria. Sin embargo, si el glaucoma está avanzado o no se controla con tratamiento médico, el oftalmólogo puede recomendar una operación. Consulta con un especialista para determinar la opción más adecuada para tu caso.

¿Cómo se realiza esta cirugía?

La cirugía para el glaucoma implica reestablecer el sistema de drenaje del ojo o crear uno nuevo para reducir la presión intraocular.

En casos de glaucoma agudo, que no responden a tratamientos con medicamentos o láser, se debe realizar la cirugía de manera urgente para controlar la presión ocular y preservar la visión.

El glaucoma, conocido como «ceguera silenciosa», es una enfermedad ocular que deteriora el nervio óptico debido a una presión elevada dentro del ojo. Esta presión alta, resulta de la obstrucción o mal funcionamiento de los sistemas de drenaje del globo ocular.

El glaucoma primario de ángulo abierto es el más común. Se desarrolla lentamente con un aumento gradual de la presión ocular, sin dolor ni enrojecimiento, y la pérdida de visión es gradual, a menudo sin síntomas notables al principio.

El glaucoma agudo, menos frecuente, provoca un aumento rápido y peligroso de la presión ocular, requiriendo atención urgente. Los síntomas incluyen enrojecimiento ocular, pupilas dilatadas, dolor intenso y visión borrosa.

En ambos casos, el daño al nervio óptico es irreversible y puede llevar a la pérdida total de la visión. La ceguera causada por el glaucoma no es recuperable.

Las personas con mayor riesgo de desarrollar glaucoma son aquellas mayores de 40 años, especialmente si tienen antecedentes familiares de la enfermedad. También están en riesgo quienes padecen diabetes, hipertensión, miopía, o han sufrido trauma ocular, así como aquellos con alta presión intraocular.

El riesgo de glaucoma aumenta considerablemente en individuos mayores de 60 años. Dado que la enfermedad puede progresar sin síntomas evidentes, es crucial realizar chequeos regulares con un especialista para detectar y tratar el glaucoma a tiempo.

En el glaucoma primario de ángulo abierto, el tratamiento varía según el momento del diagnóstico y el nivel de presión intraocular. En etapas iniciales, con poco daño al nervio óptico y presiones moderadas, el control suele lograrse con colirios (gotas). El tratamiento con láser puede ser eficaz para muchos pacientes, mientras que en casos graves, con presiones elevadas o que no responden a medicamentos o láser, se recomienda la cirugía. Esta intervención busca reabrir o construir un nuevo sistema de drenaje para reducir la presión intraocular.

Para el glaucoma agudo, se debe actuar de inmediato mediante fármacos, láser o cirugía para detener su avance. En fases avanzadas, el control del glaucoma es más complicado, y la visión perdida debido al daño del nervio óptico no se puede recuperar. Por lo tanto, los controles periódicos son cruciales para una detección temprana y manejo efectivo de la enfermedad.

Para garantizar que sus expectativas sean realistas y que quede satisfecho con los resultados, es crucial que esté bien informado antes de someterse a cualquier procedimiento. Le recomendamos que, antes de la intervención, consulte exhaustivamente con su oftalmólogo acerca de los beneficios, riesgos y alternativas disponibles.

El día del procedimiento:

  • Preséntese al menos 45 minutos antes en la Unidad de Admisión de Clínica Pasteur, para completar los trámites de ingreso, incluyendo la entrega del «Consentimiento Informado Firmado» y la «Declaración de Salud».
  • Lleve su cédula de identidad, así como todos los exámenes y antecedentes médicos pertinentes.
  • Siga las indicaciones sobre ayuno y otras preparaciones previas.
  • Se recomienda acudir acompañado de un familiar y evitar llevar objetos de valor, maquillajes, cremas o perfumes.

Para tener en cuenta:

  • La edad es un factor de riesgo significativo para el glaucoma, por lo que se aconseja realizarse un examen ocular anual a partir de los 40 años. En personas mayores de 60 años, el riesgo se incrementa hasta siete veces.
  • Tener antecedentes familiares de glaucoma puede aumentar el riesgo hasta nueve veces.
  • Si se detecta a tiempo, el glaucoma puede ser controlado mediante medicamentos, láser o cirugía. Sin embargo, una vez que el daño se ha producido, no es posible revertirlo.
  • Las consultas periódicas con un oftalmólogo son esenciales para la detección temprana del glaucoma y otras enfermedades oculares.