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Glaucoma

Sobre la especialidad de Glaucoma

El Glaucoma, causante de la ceguera silenciosa es una enfermedad ocular en que existe deterioro del nervio óptico asociado frecuententemente a una presión ocular anormalmente alta . Esta hipertensión ocular en general es consecuencia de obstrucción o mal funcionamiento de los sistemas de drenaje del globo ocular.

El glaucoma primario de ángulo abierto es el tipo más frecuente de glaucoma. Se produce a lo largo de los años, la presión ocular aumenta lentamente, no origina dolor ni enrojecimiento y la pérdida de visión suele ser lenta, por lo que en etapas iniciales la enfermedad puede pasar desapercibida.

En el glaucoma agudo, que es menos habitual, la presión ocular aumenta rápida y peligrosamente. Los síntomas son muy característicos: ojo rojo, pupila dilatada, dolor muy intenso, visión borrosa, náuseas y vómitos. En estos casos se debe acudir de manera urgente al oftalmólogo para resolverlo.

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Prevalencia

Aunque no existe una causa única, sino la unión de varios factores, lo claro es que hay un componente hereditario que influye en la aparición de esta patología, que puede afectar tanto a niños como adultos.

La prevalencia del glaucoma congénito estimada es de 1 de 45.450 nacidos vivos en Europa. En los adultos en tanto, la prevalencia se estima entre 1.5% y un 2% de la población de más de 40 años y aumenta su incidencia a medida que aumenta la edad.

¿Quiénes corren más riesgos?

Tienen más riesgo los mayores de 40 años con antecedentes familiares de Glaucoma, miopía, raza afroamericana, asiática o hispana y presión ocular elevada. Además el glaucoma puede presentarse en forma secundaria después de un trauma ocular, una cirugía o por el uso de ciertos fármacos (corticoides).

En los mayores de 60 años, la prevalencia se multiplica hasta por siete, por lo que la consulta a un especialista es muy importante, ya que la enfermedad es de muy difícil control si no se detecta a tiempo.

Tratamientos

En el Glaucoma primario de ángulo abierto, el tratamiento dependerá del momento del diagnóstico y del nivel de presión intraocular. Si este se produce en una etapa inicial, con poco daño del nervio óptico y presiones no muy elevadas, generalmente se controla con colirios (gotas).

El tratamiento con láser también es una buena opción para muchos pacientes. La cirugía se indica en los casos más graves, con presiones muy elevadas o que no lograrán controlarse con medicamentos o láser, y consiste en reabrir el sistema de drenaje del ojo o construir uno nuevo para disminuir la presión intraocular.

En el glaucoma agudo hay que proceder de inmediato, en general mediante la administración de fármacos, la aplicación de láser o cirugía, frenando su avance.

Si la enfermedad se diagnostica en una fase avanzada, el control del Glaucoma se complica bastante. Desafortunadamente no es posible recuperar la visión que se ha perdido por el daño del nervio óptico, que en gran parte se produce sin que el paciente se dé cuenta.

Por ello son importantes los controles periódicos.

Para tener en cuenta

La edad es uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad, por lo que se recomienda una evaluación anual después de los 40 años de edad (en mayores de 60 años, la prevalencia se multiplica hasta por siete).

Tener un familiar con Glaucoma aumenta el riesgo de la enfermedad hasta nueve veces. Si es detectado a tiempo, el glaucoma se puede controlar con fármacos, láser o cirugía, frenando su avance.

Una vez generado el daño es imposible revertirlo.

El control periódico con un oftalmólogo es la mejor manera de detectar el glaucoma y otras enfermedades Oculares.